El casco de caballero medieval es una de las piezas más emblemáticas del armamento de la época. Este elemento de protección era fundamental para los guerreros que participaban en justas, torneos y batallas. En la Edad Media, la función principal del casco era proteger la cabeza del caballero de los golpes y cortes que pudiera recibir durante un combate. Además, el casco era un elemento distintivo que permitía identificar la posición social y el rango de un caballero.
Los cascos medievales solían estar elaborados en metal, principalmente hierro o acero. Estas piezas de armadura podían tener diferentes diseños y formas, dependiendo de la época y la región en la que fueran creadas. Algunos cascos presentaban viseras o protectores nasales, mientras que otros tenían cresta o penacho decorativo en la parte superior. La ornamentación de los cascos podía incluir grabados, inscripciones o incluso piedras preciosas incrustadas.
Los cascos de caballero medieval eran confeccionados por hábiles artesanos que buscaban combinar la funcionalidad con la estética. Estas piezas de armadura eran elaboradas de forma meticulosa, teniendo en cuenta aspectos como la resistencia, la comodidad y la movilidad del caballero en combate. Los cascos debían ser lo suficientemente robustos para proteger la cabeza del guerrero, pero también debían permitir una buena visión y ventilación durante el uso.