La filosofía medieval es una etapa de la historia de la filosofía que abarca desde la caída del Imperio Romano en el siglo V hasta el Renacimiento en el siglo XV. Durante este período, se desarrollaron una serie de corrientes de pensamiento que combinaban la filosofía cristiana con influencias de la filosofía griega y árabe. La filosofía medieval se caracteriza por su preocupación por cuestiones metafísicas, éticas y religiosas, así como por su relación con la teología. A lo largo de la Edad Media, filósofos como Santo Tomás de Aquino, San Agustín y Averroes, entre otros, dejaron un legado filosófico invaluable que sigue siendo relevante en la actualidad.
Una de las características más importantes de la filosofía medieval es su estrecha relación con la teología. Durante este período, la filosofía estaba al servicio de la fe cristiana y se utilizaba para profundizar en la comprensión de las verdades reveladas por Dios. Los filósofos medievales se dedicaron a la tarea de armonizar la razón con la fe, buscando demostrar la existencia de Dios y la coherencia de la doctrina cristiana a través de argumentos racionales. **Esta integración entre filosofía y teología marcó profundamente el pensamiento medieval y sentó las bases para la creación de la escolástica, un método de enseñanza que dominó la educación superior durante siglos.**
Otra característica destacada de la filosofía medieval es su interés por la metafísica y la ontología. Los filósofos de este período se dedicaron a reflexionar sobre la naturaleza del ser, la realidad y la existencia, planteando cuestiones fundamentales sobre la relación entre el mundo material y el mundo espiritual. A través de debates sobre la naturaleza de Dios, el alma, la libertad y la causalidad, **los pensadores medievales sentaron las bases para el desarrollo de la filosofía moderna y contribuyeron al enriquecimiento del pensamiento occidental.**